15 de junio de 2024

¿Qué es un meme?

En el libro From Bacteria to Bach (2017) se hace un recorrido por la evolución en el planeta desde el inicio hasta el desarrollo cognitivo del cerebro humano entendido como una serie de módulos más bien independientes y con funciones jerarquizadas, adaptados a la vida en nuestro hábitat más duradero, la sábana, del que luego hemos sacado más o menos provecho en nuestros usos recientes. Su autor, Daniel Dennett, rescataba el término meme, acuñado por Richard Dawkins casi medio siglo antes, para explicar desde su punto de vista la evolución cultural. Lejos de las reflexiones filosóficas o estéticas sobre la cultura, Dennett recogía la propuesta de Dawkins, analizando su recorrido hasta la actualidad, con las críticas recibidas, y alababa las consecuencias interpretativas derivadas de ese sencillo símil científico. Pero, ¿qué era entonces un meme para Richard Dawkins si no se trataba de ese ingenioso chascarrillo con el que tanto nos reímos en las redes sociales? El término no surge hasta el undécimo de los trece capítulos de su ya clásico libro The Selfish Gene (1976), en el que interpreta el darwinismo a partir de los últimos descubrimientos de su tiempo. Para Dawkins los organismos no somos sino máquinas que sirven para replicar los genes, de tal forma que difícilmente nos podemos poner en contra de ellos, pero son nuestros fenotipos los que facilitan la selección natural, de forma que nuestros genes se replican indirectamente, a través de las señales que dan nuestros organismos. Son varios los argumentos y temas interesantes de este libro, desde su famoso ejemplo de los halcones y las palomas al cálculo matemático del altruismo según los genes compartidos, ejemplos clásicos aún vigentes en los manuales universitarios, por ejemplo, de psicobiología. Sin embargo, Dawkins entiende que todo lo humano no se explica por los genes, aunque estos estén en la base de nuestras conductas, y por eso crea un nuevo concepto adaptable a la evolución cultural. 

Un meme sería una unidad mínima de transmisión cultural o imitación. Puede ser una idea, una creencia, un verso, una melodía, cualquier elemento de la moda, palabras, estilos, anuncios, movimientos de un baile, un hallazgo, una explicación. Estos pueden transmitirse a través de palabras o costumbres, narraciones, tradiciones, rituales, familias o modelos sociales. El meme se replica como se replica un gen (en inglés, gene, de ahí el juego fónico en el original), es decir, la analogía no se basa en la esencia del ácido desoxirribonucleico del gen sino en la replicabilidad de la unidad de información, común tanto a la genética como a la cultural. El meme ideal sería una entidad que es capaz de ser transmitida de una mente a otra. Una idea tiene éxito si se replica en muchas mentes, si convence o seduce. Las ideas triunfan porque probablemente resultan útiles en cierta época y circunstancias, y se propagan con más o menos dificultad según también los cambios en esos entornos y, supongo, la historia previa de la que proceden. Esto predice que cuando las condiciones sean las apropiadas aquellas ideas que se adapten mejor al nuevo entorno, explicándolo, justificándolo, calmando el miedo o la inseguridad generada, conseguirán replicarse mejor. Que una idea sea buena o mala, verdadera o falsa, no hace necesariamente que tenga más éxito como meme, ya que todos conocemos ideas falsas que han permanecido durante siglos e ideas acertadas que no han sido aceptadas hasta mucho después de ser propuestas. Dios ha sido una idea exitosa porque debe haber ayudado a la supervivencia, ya sea generando confianza entre las personas que la comparten, haciendo de lazo común identitario, sirviendo como explicación para reducir angustias más profundas, manteniendo un nivel de bienestar individual, aglutinando gentes en una narración unificada, o todas ellas y algunas más. Hasta tal punto ha sido importante que la creencia en dios afecta a la estructura nerviosa de millones de personas en el mundo, que reaccionan ante ella de múltiples maneras. 

Al igual que el símil del hombre con la máquina cuando el hombre se maravillaba con el descubrimiento de nuevas máquinas en el siglo XVIII, con Julien Offray de La Mettrie negando el dualismo, o el símil del ordenador y la inteligencia artificial que nutrirá en parte la psicología cognitiva, la analogía entre el mundo genético y el cultural ya había sido considerada anteriormente, casi siempre refiriéndose a la similitud en la selección de lo más apto o útil, y el paso a las generaciones siguientes, sin confundir nunca la evolución genética con la cultural. Recordemos que hay cultura en otros animales -en el sentido de comportamientos aprendidos y transmitidos de unos a otros socialmente con cada generación, por ejemplo, distintas melodías en ciertos pájaros- aunque esta nunca llega a la complejidad y abundancia humana, pero el funcionamiento básico es similar: se replica mediante imitación y las alteraciones generan variantes que compiten con otras o ayudan a su expansión masiva. El lenguaje sería quizá uno de los ejemplos más claros, ya que se transmite y se transforma, es decir evoluciona, a una velocidad incluso mayor que los genes, siendo el elemento imprescindible de la cultura humana y la causa de su gran desarrollo. Queda por precisar cuál es el tamaño o límite de un meme, ¿se trata de una palabra o de una idea, de un argumento o de un tono al que asignamos un sentido? Dawkins es flexible en cuanto considera que puede haber memes que son una unidad grande que a su vez se divide en memes menores. Pero estas precisiones no parecen importar mucho para captar la idea general y la resistencia de la analogía. La intención de la idea del meme no era crear una teoría de la cultura sino, más bien al contrario, aislar su elemento esencial, a la inversa de la gran mayoría de interpretaciones culturales de raigambre filosófica, pero precisamente por eso se hace más sugerente, como si lo pequeño no hubiera sido tenido en cuenta por su insignificancia aparente y, al revelársenos su mecanismo, consiguiera explicar mejor el fenómeno mayor. 

Según Dawkins, muchas de las teorías existentes hasta entonces relacionaban la biología con la cultura pero eran incapaces de explicar la diversidad cultural humana. A mí esto no me parece una gran contradicción, más bien entiendo que lo universal y lo concreto se complementan, ya que el nivel de la universalidad humana (el hecho de tener un lenguaje) transita por debajo del nivel de la diversidad cultural (el hecho de los múltiples idiomas), al igual que tener dos ojos y una nariz es universal mientras mi rostro es un rasgo individual y diferenciado de los otros. Lo que es indudable es que el concepto de meme como símil del gen permite comprender que las ideas, creencias y costumbres se desarrollen de distinta forma en distintas culturas alejándolas o acercándolas unas de otras, que cambien a lo largo del tiempo de tal forma que, por ejemplo, sea más sencillo a un inglés moderno entenderse culturalmente con un español actual que hacerlo con un inglés de la edad media, y tiene sentido en cuanto la evolución cultural, al igual que la genética, no tiene por qué significar un camino hacia la perfección lamarckiana sino una adaptación a circunstancias distintas en tiempos distintos. Al igual que los genes activan nuestros fenotipos y hasta predisponen nuestra conducta, los memes también están detrás de nuestros argumentos, no solo son sus partes visibles, y nos predisponen hacia ciertas pautas de la conducta. Estos, además, pueden ser más duraderos que los genes, y si no, como afirma Dawkins, que se lo pregunten a algunos de los filósofos clásicos que aún seguimos leyendo. Esto me ha recordado que los jesuitas me explicaron de niño la promesa de dios a Abraham de multiplicar su descendencia como las estrellas del cielo o los granos de arena en la orilla del mar, no como una promesa literal, recalcaban, sino como el legado de su fe. La idea de los memes de Dawkins, alabada por su amigo Daniel Dennett, parece en efecto un buen meme para ayudarnos a interpretar el fenómeno de la cultura humana.

No hay comentarios:

LAS CONFERENCIAS

LA SOMBRA

KEDEST

CONVIVENCIA

LOS GRILLOS

RELATOS DE VIVALDI