15 de septiembre de 2016

La libertad según B.F. Skinner

Para Skinner la libertad queda reducida a casi nada debido a la ineludible existencia de contingencias superiores o a la necesidad de una autoridad que, en el mejor de los casos, plantea los estímulos negativos de tal forma que no sean directamente perceptibles. Los defensores de esa entelequia llamada libertad habrían conseguido, con sus esfuerzos, poner remedios a las duras condiciones climáticas, a las situaciones políticas más autoritarias y a ciertas formas de presión social, pero los seres humanos seguimos atrapados en un sinfín de contingencias naturales y sociales de las que apenas podemos vislumbrar una salida. El deseo de escapar y evitarlas, eso sí, jugaría un papel más importante en la libertad cuando la situación es producida por otras personas. En tal caso, podemos aceptar la situación en la que nos encontramos, pero también podemos huir o rebelarnos, con el riesgo de desviar nuestra agresividad hacia quienes no son culpables. Los discursos sobre la libertad estarían motivados por cualquiera de esas dos reacciones de rechazo hasta el punto de que, según Skinner, el pensamiento sobre la libertad está pensado para estimular a la gente a la acción pero no imparte ningún conocimiento sobre la libertad. Estaríamos ante una incitación a la liberación pero no ante una verdadera filosofía de la libertad. 

Estas filosofías de la libertad harían aún más desdichados a sus seguidores ya que revelan el estado de opresión en el que se encuentran y apuntan hacia los culpables, de quienes deben liberarse, desde los tiranos hasta padres, profesores, militares o religiosos dominantes, pero no resolverían nada o casi nada. La falacia de la tolerancia absoluta, personificada en el buen anarquista que gusta de trabajar honradamente, aprende con atención y entusiasmo, trata bien a los demás e intercambia con ellos sus bienes de una forma justa, sin necesidad de autoridad ni gobierno, no superaría la prueba de las demasiadas y evidentes imperfecciones humanas. Si la filosofía de la libertad ha sido importante es porque, según Skinner, la gente se somete con demasiada facilidad a los estados de dominación, a lo que estas incitaciones de liberación sirven de contrapunto o formas de suavizar el control. En este sentido, los diferentes agentes que ejercen la autoridad han abandonado históricamente las técnicas aversivas según han ido comprendiendo que son mucho mejores otras técnicas más sutiles. Así, el castigo del profesor se ha ido cambiando por múltiples estrategias pedagógicas o el fomento del temor al castigo divino ha sido sustituido por el amor a dios. 

Este cambio del uso del refuerzo negativo por el refuerzo positivo como un premio tiene consecuencias mucho más difusas, en las que entran las relaciones beneficio coste o los sesgos, pero no genera rechazo o miedo. Existen, según Skinner, muchas maneras de mantener a los seres humanos tranquilos y hasta contentos con su estado de dominados, desde el pan y el circo, los espectáculos masivos y deportivos, al acceso al alcohol o a las drogas legales, y la laxitud con respecto a la pornografía. En cualquier caso la libertad, que ha sido frecuentemente interpretada como una huída de algo o alguien o como hacer lo que a uno le diera la gana, no estaría relacionada con sentimientos sino con las contingencias de refuerzo positivo y negativo. El conductismo de Skinner considera la libertad como una función de las situaciones de refuerzo ambientales. Su pensamiento va más allá de la breve historia de la psicología para entroncarse con la corriente determinista de una historia del pensamiento que demuestra conocer bien, pero para dejar la libertad a la altura de un engañabobos para niños. Sin embargo, sus ideas resultan sugerentes, por ejemplo, como base crítica para analizar los sutiles desarrollos de los mecanismos de dominación en sociedades modernas, plurales y democráticas como las nuestras.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Skinner tiene razón siempre y cuando veas la libertad como una actitud y no como un sentimiento. Es totalmente cierto que la dominación en sí no tiene el efecto deseado si no va acompañado de la inteligencia, cosa necesaria inevitablemente si el dominante quiere conseguir que los demás hagan de manera "libre y voluntaria" lo que pretende. No es más dominante quien más autoridad posea, si no quien mejor sepa utilizar los recursos que tiene sobre los demás.
Pero la libertad, ¿es una cuestión de actitud o de sentimiento? ¿Es más libre aquel que vive según sus normas y forma de vida pero bajo el yugo de otros? Creo que la libertad tal y como la sentimos, es más una cuestión personal que una situación externa a nosotros. Vivimos condicionados desde que nacemos, la necesidad de libertad la gritamos desde el minuto uno de vida. No importa de donde vengas, quien seas, ni en que posición social te encuentres, el sentimiento de libertad es parte del ser humano. "I want to break free"

Eloy dijo...

supongo que tambien recomendaria leer a psicologia de masas del fascismo por W Reich para entender mejor la conducta humana y su manipulacion por los medios.

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