15 de agosto de 2016

Lo fantástico en las aventuras de Blake y Mortimer

En L’énigme de l’Atlantide se reflejan las muchas virtudes y también uno de los aspectos, en mi opinión, más extravagantes y cuestionables de las  aventuras de Blake y Mortimer, hasta el punto de que pone contra las cuerdas la verosimilitud misma, esto es, su impúdica fantasía. A pesar de que sus protagonistas son nada más y nada menos que un fornido científico con pipa y pajarita, que tanto hace de egiptólogo como de físico o ingeniero, y un estilizado militar que dirige el servicio de seguridad británico, ambos amigos se enfrascan en fantasías delirantes que conjugan todo tipo de mitos y ficciones a veces desconcertantes. Así, llegan a una avanzada civilización humana en África que fue coetánea de los primerísimos homínidos, o son ayudados por un sacerdote con poderes ocultos que aún guarda los secretos de las pirámides egipcias tras miles de años, o se enfrentan a un ejército de seres idénticos dirigidos por una honda desde un laboratorio, o persiguen las monedas con poderes mágicos con las que se pagó a Judas su traición, o como en esta aventura descubren la existencia de un mundo subterráneo con dos civilizaciones enfrentadas desde hace miles de años, en las que unos están dibujados con la estética griega clásica, incluso invocan a Zeus, y hacen uso de una tecnología futurista propia de la ciencia ficción, mientras los otros, conocidos como bárbaros, son representados como algunos pueblos amerindios anteriores a la conquista, con sus pirámides, lanzas, plumas y caretas, en un mundo en donde además viven dinosaurios voladores como los pterodáctilos de hace 150 millones de años o supuestas selvas paleozoicas cuyo final data de hace unos 250 millones de años. En fin, una mezcolanza anacrónica, tan exagerada y rocambolesca, que no puedo sino preguntarme cómo es posible que, a pesar de todo esto, sea un adicto a esta serie de cómics que, por fortuna, continúa hoy en día en una línea muy similar a la de su creador original Edgar P. Jacobs. 

Más allá de lo imposible, en el hecho de jugar libremente con cuantos mitos y ficciones caen a mano, en esta mezcla tan bastarda e irreconciliable entre ciencia y ficción, queda sin embargo el espíritu de búsqueda e indagación, y unas aventuras que, como bien dicen sus personajes principales, son tan increíbles que, con razón, nadie de entre sus contemporáneos los creería si fueran a contarlas. Ese elemento fantástico, precisamente, las convierte en sorprendentes y fascinantes. No es extraño pues que cada vez que abro un libro de ellos esté dispuesto a tragarme casi lo que sea, y éste en concreto sobre la mítica Atlántida es uno de los mejores ejemplos, capaz de poner a prueba mis límites una vez más. El batiburrillo disparatado de elementos conocidos, en el que todo suena pero anda revuelto y confundido, un material propio de un refrito cultural indiscriminado, es la argamasa de esta mesmerizante aventura, de acción trepidante, que va complicándose cada vez que parece resolverse en una escalada inagotable de peligros, aventuras y descubrimientos asombrosos. Los malos están al acecho desde las primeras viñetas, listos para jugarles una mala pasada a los dos amigos, que también encuentran impedimentos en los fenómenos naturales que se interponen en sus fines, como los volcanes, las plantas carnívoras, los gases mortales, los ataques de animales, las tormentas y tornados, los terremotos o las inundaciones, por sólo nombrar algunos de los que aparecen en esta aventura. La traición y los sabotajes son moneda común para que nunca nos sintamos tranquilos y la resolución de la aventura parezca imposible. No son superhéroes, pero se enfrentan a males y dificultades dignos de ellos. La capacidad de mantener nuestra atención, generar tensión dramática y curiosidad en el lector queda demostrada en la peripecia inicial de la cueva. Se trata de una apasionante aventura en sí misma, con muchos de sus elementos recurrentes y virtudes, que convierten la primera cuarta parte de esta historia en uno de los mejores comienzos de la serie.

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