Muy a menudo, y para mi pesar, descubro ciertos libros y películas de forma tardía. Esta vez llevaba largo tiempo viendo en el videoclub la carátula de una película de Angelopoulos que, por distintas razones, siempre postergaba en favor de otras, dejándola para un supuesto futuro adecuado que no llegaba nunca. Tuvo que ser su accidentada muerte hace unos meses lo que precipitó mi decisión de cogerla. Era La eternidad y un día, película en la que un poeta que recibe la noticia de su enfermedad terminal pasa un día acompañado por un niño extranjero, de existencia miserable, cuya vida contrasta con los recuerdos familiares de la infancia del hombre. La película, de ritmo lento, tenía asombrosos aciertos narrativos. Ilusionado con lo visto, saqué La mirada de Ulises, de factura similar, que narra la búsqueda de un director de tres bobinas de principio de siglo, desaparecidas para la historia del cine, por los territorios del extinto imperio otomano, incluido los Balcanes en plena guerra. La tercera fue Eleni, que puede verse en el video club online filmin, en la que la existencia de los personajes se entrevera con la historia de Grecia, de ahí la elección del nombre de la protagonista, haciendo que los sucesos de su vida estén trágicamente condicionados por las injusticias y desgracias de la historia, y las costumbres, del país.
15 de abril de 2012
La mirada de Angelopoulos
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