15 de diciembre de 2013

Descubriendo mundo con Nicolas Wild

Después de haber leído algunas novelas gráficas de gran calidad, tenía ganas de adentrarme en otra para pasar un buen rato con una historia y unos personajes interesantes. Estuve buscando en varias librerías de comics, entre libros de superhéroes y viñetas cómicas, hasta que en la tienda especializada más antigua de Las Palmas, que sólo a medias sucumbió al éxito de los juegos de rol, encontré en una estantería del fondo del local un libro que trataba sobre un viaje a Irán. Me pareció interesante contrastarlo con El Paraíso de Zahra y Persépolis, cuya versión fílmica me había gustado tanto. Su título, Así calló Zaratustra, aunque era una alusión demasiado evidente al conocido libro de Nietzsche, llamó mi atención. 

El protagonista, Nico, que responde al mismo nombre del autor, conoce a través de unos inmigrantes en París a una joven iraní, cuyo padre ha sido asesinado en circunstancias misteriosas, que le invita, junto a otros amigos pintorescos de nacionalidades diversas, a un viaje para mostrarle su país y la cultura de la minoría zoroastriana, a la que pertenece su familia. El viaje resulta un apasionante descubrimiento de una religión que llegó a ser oficial en el imperio Persa, cuyo imaginario y filosofía tienen parecidos con religiones posteriores, y cuyos fieles viven en un contexto político hostil a sus creencias. El protagonista, como cauto extranjero, hace de discreto hilo conductor para mostrarnos todo aquello que ve y escucha a su alrededor, mientras los acontecimientos se precipitan. 

Nada más terminar me lancé entusiasmado a comprar, esta vez por Amazon, sus dos novelas gráficas anteriores, Kaboul Disco, tomos 1 y 2, en donde narra su experiencia como ilustrador para una empresa de comunicación afincada en el revuelto Afganistán tras la reciente guerra, con un humor a menudo proveniente de la conjugación de texto e imagen y la inocencia de un personaje que nos seduce a adoptar su punto de vista. Es el mismo alter ego del propio autor que ha seguido utilizando, Nicolas Wild, con su nombre y apellidos, a través del cual vamos a descubrir la vida de los expatriados internacionales en Kabul, sin apenas contacto con la sociedad civil por motivos de seguridad, pero que aún así se las manejan para ver un poco del país, tratar con afganos y empaparse de su cultura y sus lenguas.

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